El amor.

La rubia le pedía por favor que no se fuera, que ella lo amaba. Le juro hacer todo lo que el quisiera, solo si el se quedaba.
El, sin cambiar de parecer ni hacer ninguna mueca de escucharla, ni siquiera mostrar un poco de compasión, seguía armando el bolso.
La chica corrió a la cocina, saco el cuchillo que tenia mas al alcance y volvió a la habitación. Tenia las pupilas dilatas, estaba un poco pálida y comenzaba a sudar. Lo miro fijo a los ojos, como quien desafía a la muerte y le dijo:
-Si te vas, ya tengo razón para vivir.-
Sonriendo, el le tiro las llaves de la casa a sus pies, dios media vuelta y salio de la habitación. Ella levanto la mano, sosteniendo bien firme el cuchillo y...
De repente todo se puso negro. Martín había apagado el televisor.
Agustina se quejo, pero el le contesto que ya tenia que irse, y que la película era demasiado cursi, aburrida y sin sentido.
-No quiero que te vayas.- digo Agustina y se sentó arriba de el, frente a frente.
-Si amor, se hace tarde, tengo que irme.- le contestó Martín.
-No, no te vayas, quedate un rato mas.- digo ella mientras le desprendía la camisa. El no contesto.
Agustina comienzo a besarle el cuello, acerco mas su cuerpo al de el y se desprendió el corpiño.
-No te vayas, no quiero, por favor!- digo ella.
-Agus...-
-Haceme el amor-lo interrumpió la chica susurrandole al oído.
La cara de Martín cambio totalmente, se torno irreconocible.
La empujó, ella cayó al suelo. No entendía nada, estaba aturdida por lo que acababa de pasar, ahí, tirada semidesnuda en el piso mientras Martín se levantaba del sofá.
-¿Qué pasa?¿qué hice?te amo.-grito Agustina, mirandolo a los ojos, buscando una respuesta a sus reacción.
Sonriendo, el se prendió la camisa, sacó las llaves de la casa de ella, las dejó colgadas donde siempre y salio caminando a la calle.