viernes, 7 de enero de 2011

Dia 30

"Cuanto mas grande estoy, mas sueño con ser un viajero, para en agosto visitar el sol, y bailar con la luna en febrero. Cuanto mas grande estoy, mas sueño con un mundo nuevo, que viva el árbol, el río y la flor, y que haya hombres mas buenos..."

parte del tema Sueños, de la banda Sucias Rockas.

Me desperté y todavía era de noche, jazmín ya se había levantado y estaba a orillas del lago fumando un pucho. Estaba descalza, con un jean clarito y un buzo mio que le quedaba grande, y la capucha puesta.
Me levanté y me tape con una manta, camine hasta estar parado atrás de ella, me agache y me incline sobre ella, le di un beso en la nariz y me senté a su lado, ella apoyo su cabeza en mi hombro y me tomo fuerte de la mano. Una lágrima caía por una de sus mejillas.
-¿Como me encontraste?- le pregunté.
-¡Fue casualidad!-dijo con voz baja y entrecortada.- Siempre venia a este lago a acampar con mi hermano, Agustín.
La abrace, ella suspiró anticipando un par de lágrimas mas, y entonces la besé.
-Me entere, que tuvo un accidente, y murió. Hacia mucho que no nos veíamos. Lo extrañaba mucho, y decidí venir hasta aquí para recordarlo, y pase toda la tarde sentada en el muelle y escribí las palabras que me salieron del alma cuando leí lo que había escrito en una de las tablas. luego me fui a caminar un poco, y cuando volví al muelle y te encontré ahí sentado, el alma me volvió al cuerpo.-me contó pausadamente.
Nos quedamos en silencio, escuchando lo que la noche tenia para decirnos, mirando el reflejo de la luna en el agua que ondeaba un poco. De repente apareció ella, la dama en el agua, esa bailarina que viste de blanco nacarado y que baila al compás del agua y que es hija de la luz de la luna que se divierte jugando con las pequeñas olas del agua.
En el segundo que ella tardó en pestañear, yo me fui volando por ahí.
La mañana siguiente una mariposa se poso en su nariz, hice un movimiento con la mano para espantarla, y Jazmín se despertó. Tomamos unos mates con guaraná viendo como el horizonte separaba las montañas de la tierra. Unas horas después, desarmé la carpa y arme la mochila de nuevo; Antes de que pudiera terminar ella me abrazo fuerte, y dijo lo que yo estaba a punto de decirle.
Era la segunda vez que la dejaba con la promesa de que la iba a volver a encontrar, y no me permitiría no cumplir esa promesa.
Mientras volvía a emprender un nuevo viaje iba sintiéndome mas feliz, realmente viajar así sirve para aprender mucho de la vida, y de uno, sirve para encontrarse a uno mismo, para preocuparse por lo que realmente es importante y no por esas cosas que solo pretenden atormentarnos y que al final no atribuyen ni quitan nada en nuestra vida. Mientras caminaba se me vino a la cabeza otra vez la frase que hacia días se me había pegado, Omnia mea mecum porto.
No había hecho ni siquiera 10 kilómetros, cuando me encontré sentada a un lado de la ruta, sobre una mochila como la mía a una chica leyendo un libro, y un pañuelo atado en la cabeza.
-No tenes miedo de estar sola, tirada ahi!- Le dije cuando estuve lo bastante cerca.
-El que nunca tuvo miedo no tiene esperanza.- Me respondio con una fascinante sonrisa.
-¿Adonde vas?-
-¡No se!¿Vos?-
-Tampoco, ¿Te molesta si espero que pase alguien que este dispuesto a llevarme?-
-No, pero a menos que no nos lleven a los dos, yo estoy primero ¿si?-
Me limite a reír un poco...
Después de que pasaran bailando un par de horas me termino contando que era de córdoba, se llamaba Guadalupe (nunca me dijo la edad) y un día cuando volaba por Cuchi Corral se dio cuenta que le faltaba algo, entonces se pregunto, si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Y si la respuesta era No durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo... Así fue que decidió emprenderse en un viaje sin ningún lugar especifico, pero que terminaría recién cuando sepa que es lo que realmente quería en la vida. Recuerdo que citó una frase de Fito Paez, "Lo importante no es llegar, lo importante es el camino; yo no busco la verdad, sólo sé que hay un destino. "La interrumpí cuando vi que venia una una Ford F-100 vieja, de color azul oscuro con algunos detalles en la chapa a la que le hice dedo y paró. Maneja un hombre de unos 65, 70 años muy canoso y tan arrugadito que daba risa. Cuando le pregunte hacia donde iba, me dijo que hasta una ciudad que estaba a unos 100 kilómetros.
Como adelante no había lugar para los dos, no sentamos en la caja.
Un ratito después de subirnos me puse a tocar la armónica, y Guadalupe se hizo un poco mas hacia adelante, apoyo su cabeza en mis piernas y se quedo dormida. Un rato mas tarde también me quede dormido.
Nos despertamos media hora después cuando la camioneta pisó un pozo. Ambos prendimos un cigarrillo. Luego de unos minutos en silencio, mientras yo miraba el humo de mi cigarrillo le dije:
-Me divierte ver las forma que toma el humo que sale de la punta de mi cigarrillo. Primero sale rapidito hacia arriba y luego se vuelve fantástico cuando empieza a doblarse sobre si mismo una y otra vez y va girando hasta que se pierde.-
Ella sonrió de una manera que me provoco ternura y dijo:
-Me recuerdas a un amigo.- Metió una mano en uno de los bolsillos de su mochila y saco un papel un tanto arrugado y me lo paso. Decía lo siguiente:


"Mi amistad por ti terminará cuando un pintor sordo logre dibujar el sonido de un pétalo de rosa que cae sobre un pavimento de cristal."

Sobre mis gustos si hay algo escrito.

Me considero amante de la música, del chocolate y el café en invierno, el sol, el cielo a cualquier hora y el mar. También del sur y sus encantos, la playa, la luna, única en su estilo, y la lluvia, mojando a todos por igual, sin hacer diferencias mientras borra las huellas en la tierra.

Me fascinan los colores, todos ellos, los jazmines en primavera, y pisar montañas de hojas secas en una linda postal de otoño.
Siempre me gusto hacer escapadas espontáneas al campo, soñar y delirar, dejar que los minutos pasen y vayan a donde mas se los necesiten, ver cuando las estrellas se van despertando y cuando se van a dormir, divertirme con las formas del humo del cigarrillo.
Me gustan las historias nuevas, pero no mas que las viejas y es que les falta la nostalgia y melancolía que las hace autenticas.
De vez en cuando juntar en una misma foto a mis mejores amigos disfrutando de los mejores momentos, compartir risas, llantos y esas cosas de las que solo nosotros entendemos.


Cuando nos bajamos, se acercó, me beso en la boca y me dijo:
-Hay veces en las que la vida te va a tirar por la cabeza con un ladrillo. No hay nada que puedas hacer, solo no perder la fe, siempre tienes que confiar en ti mismo y en que puedes hacer lo que te propongas aunque creas que la vida esta en contra.-
Después de eso siguió caminando, y la perdí de vista...